Bajo la fuente del silencio se encontraba mi alma antes de conocer las melodías que dibujaban sentimientos; entonces un eclipse otoñal tocó mi alma. Quizá fue la misma poesía y su anhelo trovador, a lo mejor mi timidez fue invadida por la pasión noctámbula y sus mil deatribas. Las huellas ahora atraviesan la delgada línea del tiempo hecho presente. El escondrijo hoy es luz, huele a esperanza por doquier, el revoloteo es imaginativo y hasta inocente. La creación tiene el aliento del amor y sus innumerables esencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario