viernes, 23 de julio de 2010

El Génesis según un sueño

Cuando el universo era un gran vacío inundado por el silencio sin ecos y las sombras aún no existían, Dios, encerrado en su pensamiento solitario y embriagado por la nostalgia, derrochó sus lágrimas hacia el confín del infinito. Fue así como las estrellas nacieron. Transcurrió inevitablemente el tiempo, así como los sueños e imaginaciones de Dios, quien a pesar de ser Supremo, sentía un vacío en su corazón. Decidió, por esta razón, moldear un pedacito de ilusiones llamado Tierra y con las gotitas de sus ojos creó los mares en dicho lugar. Pero aún así no era suficiente, porque sentía que algo faltaba. Dibujó seres y partículas y las plasmó cual pintor en el lienzo, así mismo emergieron los seres vivos y los elementos de la Madre Naturaleza. No obstante, la tarea estaba incompleta. La soledad aún embriagaba a Dios, Él no podía ser escuchado por nadie que se le semejara o pidiera consejo. - Claro! - es esa la respuesta, crearé a un ser a mi imagen y semejanza. Tomó con sus manos un gran cúmulo de arena y comenzó a moldear dos figuras humanas, les otorgó inteligencia y mucho amor, aquel sentimiento que cambiaría para siempre el curso del pedacito de ilusiones. Fue así como el hombre y la mujer emergieron y seguirán haciéndolo hasta que el tiempo deje de existir.



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